Como muchas ciudades en la Tierra Santa, Arad fue ocupada muchas veces por su estratégica locación geográfica. Aunque está situada en un área con muy poca lluvia, Arad ha sido poblada frecuentemente en la antigüedad por su posición a lo largo de las rutas que vienen de el este y el Sureste.
Tel Arad
La Ciudad en el Négev
Ciudad de la edad de Bronce Antiguo
Arad medía 30 ac en la Edad de Bronce Antiguo (3000 a 2300 a.C.) y nunca más pudo alcanzar este tamaño. Su importancia en ese periodo fue a causa de las expediciones de negocios que viajaban de Arad hacia Sinaí en el sur a extraer cobre, y al este a extraer betún del mar Muerto.
La "Casa de Arad"
Las casas en este lugar tenían características bastante similares (parecido a las casas de los suburbios en los Estados Unidos). La “Casa de Arad” fue encontrada en otros lugares de la Edad de Bronce Antiguo, pero no en ningún otro lugar como aquí. Las características incluyen un cuarto amplio, bancos contra las paredes, un pilar de piedra en el centro para sostener el techo, y una cerradura en el lado izquierdo de la entrada.
Fortaleza Fronteriza
En la Edad de Hierro, una fortaleza de gran importancia fue construida en la cima del lugar para proteger la frontera sureste de Israel. Mientras los amalecitas y otros grupos nómadas podían causar problemas, el principal enemigo de Judá en este lado era Edom. Esta fortaleza fue destruida por los edomitas por lo menos una vez.
Templo Israelita
Dentro de la fortaleza de la Edad de Hierro, los arqueólogos encontraron los restos de un templo utilizado por varios siglos durante la época de los Dos Reinos. Aunque Moisés hubiera prohibido los centros de alabanza fuera de Jerusalén (Dt 12), altares se propagaron a través del área de acuerdo a la Biblia. El altar para sacrificios se puede ver en el patio exterior.
Lugar Santísimo
No hay documentos antiguos que describan las costumbres para alabar de este templo, pero la existencia de dos piedras erguidas y dos altares de incienso nos lleva a pensar que aquí se veneraban dos dioses. Posiblemente los israelitas alababan a “Yahvé y su Asera,” una corrupción de la verdadera religión de la Biblia de la que dan fe otras muestras arqueológicas.