La ciudad esta localizada en el Valle del Rio Lycus junto a Hierápolis y Colosas. Este valle es una ruta natural de viaje desde el este al oeste.
La ciudad fue fundada por el rey seleúcida Antíoco II y la llamó en honor a su esposa Laodice cerca de 260 a.C.
“Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el soberano de la creación de Dios: Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca.” (Ap 3:14-16)
El agua que era transportada a Laodicea era rica en calcio. Con el paso del tiempo, los depósitos de calcio tapaban los tubos. Los ingenieros diseñaron un acueducto con conductos de ventilación que podían removerse periódicamente para ser limpiados.
Cuando Jesús condena la iglesia de este lugar por ser tibios, no es por su falta de fervor pero por su falta de efectividad.
El estadio de Laodicea fue construido por Nicostratus y dedicado a Vespasiano en el año 79 d.C. según la inscripción encontrada aquí. Este es uno de los pocos estadios que se conservan de la antigüedad.
El estadio es circular en ambos extremos y el complejo total mide 274.3 m de largo. Fue utilizado principalmente para carreras de atletismo, la pista medía 182.9 m de largo, también conocida como un solo estadio.
Una pequeña excavación del lugar se condujo de 1961 a 1963 por un grupo canadiense bajo la dirección de Jean des Gagniers. El objetivo de su trabajo era el ninfeo al cual le llegaba agua del manantial Baspinar por un acueducto que todavía existe. El ninfeo data de principios del siglo III d.C.
Esta puerta de tres arcos fue dedicada a Domiciano (81-96). Aparentemente Laodicea recibió el mensaje del Evangelio no de parte de Pablo pero de su ayudante Epafras mientras Pablo estaba en Éfeso. Pablo escribió una epístola a esta iglesia durante su primer encarcelamiento en Roma. Esta epístola no es conocida históricamente y algunos sugieren que es la epístola de los efesios.
